La llamada Industria 4.0 va ampliando con la evolución de las nuevas tecnologías su presencia en multitud de sectores. Es el caso la industria automovilística, que está dando un paso más en su evolución al incorporarse al llamado Internet de las Cosas, haciendo que la relación entre los coches y nuevas tecnologías de la información y la comunicación sea ya una realidad.
Connected Cars, los coches del mañana
De este modo, ya se comienza a oír el término de vehículos conectados, unos vehículos que disponen de la tecnología necesaria para conectarse a Internet sin necesidad de cables y que se están convirtiendo en un dispositivo más, con las mismas funciones que un Tablet o un Smartphone.
Algunas de las funciones que ya incorporan estos connected cars son: el sistema de navegación (actualizada), Wi-Fi móvil, radio por Internet, llamada de emergencia en caso de accidente o el bloqueo y desbloqueo del vehículo desde el teléfono móvil.
Aunque estas funciones parecen centrarse solo en todo lo referente a la seguridad, navegación, la comunicación y el entretenimiento, los nuevos avances están motivando que esas innovaciones vayan encaminadas a la comunicación entre vehículos (Car-To-Car), para que los conductores tengan un mayor conocimiento de aquellos factores externos que influyen en la conducción (información meteorológica, coches averiados, semáforos) sin necesidad de verlos.
Sin embargo, todas estas ventajas parecen tener alguna contraprestación, así lo reflejaba hace ya dos años el I Informe Automóviles vulnerables a ciberataques de S2 Grupo, que alerta del peligro de que piratas informáticos con conocimientos de mecánica puedan interferir en los sistemas del vehículo (frenos, luces, motor, sistemas de seguridad).
Sea como fuere, esa innovación parece ya imparable. De hecho, la multinacional Huawei ya ha anunciado la creación de la plataforma OceanConnect IoV para cubrir todo el espectro tecnológico de los coches conectados, desde la inteligencia a la conectividad.
